Invisibles ante quienes se encargan de resguardar la justicia y el orden, de vez en vez la policía se aparece como verdugos en "La L" y con garrote y bombas de humo se difuminan y montan una obra. Luego salen y continúa la rutina. Ha habido operativos sinuosos y algunos con resultados, como en febrero de este año 2013, que se incautaron armas, drogas y hasta capturaron a algunos proveedores.
Invisibles también a la sociedad colombiana, un estorbo en el pavimento al cuál los indigentes viven pegados, y todos aquellos que sin un techo vienen por las noches a acariciar las mismas banquetas. Invisibles y desahuciados, de la mano de una droga que los mataría en menos de 6 meses.
Homers, es el nombre del mayor grupo distribuidor en la capital colombiana. Llevan el sello del papá Simpson en sus paquetes de droga, en sus pieles y en sus muros.
Los desechables, como les llaman, vagan ahí, comen ahí las sobras que se venden por muy poca plata, una suma simbólica y a veces también duermen ahí doblando un brazo para tomarlo como almohada y el otro llevarlo a la entrepierna, cubiertos con periódico o cartón.