jueves, 4 de julio de 2013

EL "BRONX" COLOMBIANO

Justo detrás de una de las sedes del Ejército en Bogotá existe una calle en forma de "L" que alberga una de las realidades colombianas más necesitadas.

Invisibles ante quienes se encargan de resguardar la justicia y el orden, de vez en vez la policía se aparece como verdugos en "La L" y con garrote y bombas de humo se difuminan y montan una obra. Luego salen y continúa la rutina. Ha habido operativos sinuosos y algunos con resultados, como en febrero de este año 2013, que se incautaron armas, drogas y hasta capturaron a algunos proveedores.

Invisibles también a la sociedad colombiana, un estorbo en el pavimento al cuál los indigentes viven pegados, y todos aquellos que sin un techo vienen por las noches a acariciar las mismas banquetas. Invisibles y desahuciados, de la mano de una droga que los mataría en menos de 6 meses.







Homers, es el nombre del mayor grupo distribuidor en la capital colombiana. Llevan el sello del papá Simpson en sus paquetes de droga, en sus pieles y en sus muros.

Los desechables, como les llaman, vagan ahí, comen ahí las sobras que se venden por muy poca plata, una suma simbólica y a veces también duermen ahí doblando un brazo para tomarlo como almohada y el otro llevarlo a la entrepierna, cubiertos con periódico o cartón.