domingo, 17 de noviembre de 2013

No maté a mi hijo



Mi cuerpo tembloroso y las manecillas del reloj desgarraban cada segundo de ese instante. A mi derecha mi madre, entrando en un abismo doliente, sufriendo un dolor ajeno, como un anciano a su bastón. Traté de tranquilizarme, pero los segundos seguían penetrando mi cuerpo como dagas lastimeras. Cuando logré parar la vibración de mi cuerpo, me tragó un sentimiento asqueroso de criminal, de asesina, de lumpen, la sensación de una escoria humana que se aborrece a sí misma. Me causó náuseas.
Cerré los ojos y pensé en que la anestesia local podría tornarse total e invadir cada vena, cada célula, cada minúscula parte de mi cuerpo y terminar con todo. Quería dejar de ver al doctor pasar de un lado a otro recolectando las herramientas y artefactos brillantes para el acto inhumano. En uno de mis giros de cabeza alcancé a ver su placa de identificación: Alfredo Hernández. Dudé si el nombre correspondía a aquel señor, ya que había dos placas más, una de mujer y otro de hombre, pero él tenía cara de Alfredo.
Las náuseas se fueron, pero seguía mi angustia. Aunque resultó negativa la prueba de embarazo que apliqué, algo me decía que había más. Mi intuición de mujer podía saberlo, pero sólo las horas podrían revelarlo.
Quería que terminara, o mejor dicho, quería que no empezara, que no pasara. El doctor me explicó del riesgo. Tenía que interrumpir el embarazo para iniciar mi tratamiento del virus. Si se dejaba al tiempo conciliar el destino, las circunstancias podrían ampliar el pequeño virus, ese asqueroso y avanzado virus que me contagió, a un cáncer. Tiempo, sólo tiempo vibrando en las palabras: papiloma humano
Tercera llamada, comenzamos. Mi madre le pasaba las jeringas al doctor para la anestesia mientras él dilataba mi cuello con fuerza mientras yo trataba de tener la mente en blanco en aquel pueblito de Veracruz al que nos mudamos por trabajo. Intentaba pensar que pasaría pronto, pero no pude hacerlo. Mi mente me llevó de viaje e insistió en convencerme de que eso era la tortura que me tocaba vivir por no dejar vivir.
Mis pensamientos se tornaban agresivos y el dolor llegó a gustarme. Era mi castigo y no podía, no quería evitarlo; merecía eso y más. Llegué a creer que dormir podría calmar el dolor. Sentí las cuatro agujas entrar en mi piel, sólo la primera dolió. El doctor aspiró con un tubo que me hizo sentir cólicos intensos al entrar por mi cuello uterino. La sensación me obligó a gritar; no importó que el doctor me pidiera no hacerlo.
¡No grites! —me dijo de nuevo.
Yo no podía. Continuó haciendo vacío en mi interior, extrayendo todo, todo. Al ver los residuos que sacaba, mi confusión fue colosal. Nunca se sabe el momento adecuado para tener hijos, pero no justifica en lo absoluto la decisión que tomé.
El sangrado no fue intenso pero la noticia sí. Sí encontró tejido vivo. Me impactó, aun cuando yo sabía que ya lo sabría, pero tenía esperanzas de que no existiera tal molusco ensangrentado. Prefiero no hablarle bonito. No me había sentido tan vil y miserable como ahora, tan sola. Pensé que podría arreglarse de otro modo.
¡No maté a mi hijo!
Maté al hijo del imbécil que me violó.


Publicado en:  Barrio Antiguo 
17 Noviembre 2013

viernes, 27 de septiembre de 2013

Semerendo


A Ju




SLM

Suena tremendo. Pero ¿qué quiere decir realmente? No es una palabra bella, tampoco fea, quizá extraña. Hablar de los demasiados, de los extensos, los muchos, los excesos, los más allás, no tiene ningún límite, ningún dique anclado a ninguna verdad, es sólo dejar volar la hilacha libremente hacia el infinito.

Los miedos por ejemplo: ¿Cómo se distingue el miedo, el pavor y la fobia? Hay niveles, en todo hay niveles. Las sensaciones tienen niveles. Incluso cuando se está enamorado. El enamorado no dice "te amo" en las primeras citas. Por lo menos, no el enamorado de antes,  el que lo valora con seriedad, pues para él tiene un significado de "quiero pasar el resto de mi vida contigo" o "te entrego mi amor, corazón y atenciones" o "eres el hombre/mujer de mi vida". Estas frases, en un supuesto de que se pudiera traducir en palabras humanas esa onomatopeya del amor. Así de tremendo. No le importa a quien banaliza la frase y le canta a cualquier muñequita coqueta o joven apuesto una o dos docenas de "te amo's" al día. Antes, esta frase estaba exclusivamente dedicada a la persona amada, hoy se anda canturreando a los amigüis, amantes pasajeros, pretendientes y "contactos" de facebook, nótese las comillas. Y es que el contacto en este mundo virtual ya no es físico.

En un pasado nuestros padres y abuelos y quizá hasta mi tatara, tatara, tatara, tatara... etcétera Moctezuma, se brindaban un "te amo" en secreto, en voz bajita, en un momento delicadamente especial y de acento a veces melancólico, taciturno o de éxtasis. Era sobre volar las bardas de toda sensación y más aún de la sensación más hermosa, natural y orgásmica: El amor.

En una madrugada el enamorado se acerca a la ventana de la doncella y dice...
No, no, no. Esos tiempos ya se oxidaron. 
Va de nuez. 
Antes del alba el enamorado envía un whatsaap a su mujer y se lee: "Como todo el mundo, pensé que los vientos que me matarían vendrían del norte: Bajé la guardia. Y resulta que la belleza del Sur es la que derrite mis casquetes polares" (aclaro que entre los amantes existe un jocoso y florido juego local con los hemisferios que sólo ellos entienden). Nuestra mujer imaginaria que posee una historia de amor aburrida, de traumas, des-atenciones, bla, bla, bla, al leer esta frase, con el preludio de muchas más románticas coquetas y "cursis" que ambos intercambian, cae en un espasmo, no puede más. La sensación en su piel es de una corriente eléctrica que la obliga a levantarse, caminar, cerrar los ojos, gritarle a un cojín, sostenerse de la esquina de algún mueble y así no caer del mareo, un mareo de ideas en batalla y nuevamente se sienta y dice "pidos", pide una pausa, un respiro, respira, y antes de largarse suelta un "te amo" con una sublime corazonada. No es justo que nuestra mujer imaginaria dejara así en ascuas a su amante. Pero quizá él entenderá, como ella no entendió, la sensación tan desconocida que tuvo. Jamás sintió antes algo parecido. Y es que ahí el asombro también tiene un juego precioso. Pues uno reconoce sensaciones, pero en el amor cuando uno dice "te amo" reconoce que está en el punto máximo, y si no así, sí en un cenit. En una cima muy transparente y sensible, desnudo, entregado al amor. ¿Qué pasa cuando llega un amor más fuerte, más intenso, uno que no ame lastimando sino adorando, respetando? Los parámetros, los paradigmas cambian, nos asombramos, se nos mueve el universo. Y un algo etéreo, dentro del cuerpo físico, estalla.


Los miedos entonces, tienen sus des-niveles: El pavor se siente con mayor vehemencia que el miedo a secas, pero sin ninguna compensación una fobia pudiera estar en el eslabón mayor. ¿Cómo medir el miedo que siente alguien comparado con el miedo de otro alguien? Y si el que tiene fobia es superado, habrá que poner un nombre más espeluznante a la siguiente definición del vencedor. Es así que cada uno, cada quién y cada cuál, tenemos nuestros propios niveles. Este mismo amante imaginario le dice a ella: Ganaríamos el premio "Nobél" de latidos que se escuchan y se apapachan, se arrunchan... y ella sin más, vuelve a estallar. 

La sensación de una fobia es distinta a la de un "te amo" explosivo, uno se dirige a la adrenalina y otro hacia el placer. Físicamente una serie de reacciones que provoca el ensueño inyectan al cuerpo dopamina, oxitocina, serotonina, norepinefrina y otros que también terminan en "ina" y  el miedo dispara la adrenalina. En traducción para nosotros, pacientes y víctimas, en ambos casos por alguna milésima de segundo o por varios minutos, o incluso horas uno se siente con tanto amor que muriera en el instante o con tanto miedo que ruega el fin del martirio para calmar ese verdugo. Ambos desean la muerte. 

Seguramente Julio Cortazar terminaría definiendo esta semerenda variedad en la intensidad de sensaciones como un cronopio. Las sensaciones son tan cercanas y tan ajenas que nos la vivimos admirándolas como las tortugas a la velocidad.


Publicado en: la imaginación del tiempo
27 / 09 /13








jueves, 4 de julio de 2013

EL "BRONX" COLOMBIANO

Justo detrás de una de las sedes del Ejército en Bogotá existe una calle en forma de "L" que alberga una de las realidades colombianas más necesitadas.

Invisibles ante quienes se encargan de resguardar la justicia y el orden, de vez en vez la policía se aparece como verdugos en "La L" y con garrote y bombas de humo se difuminan y montan una obra. Luego salen y continúa la rutina. Ha habido operativos sinuosos y algunos con resultados, como en febrero de este año 2013, que se incautaron armas, drogas y hasta capturaron a algunos proveedores.

Invisibles también a la sociedad colombiana, un estorbo en el pavimento al cuál los indigentes viven pegados, y todos aquellos que sin un techo vienen por las noches a acariciar las mismas banquetas. Invisibles y desahuciados, de la mano de una droga que los mataría en menos de 6 meses.







Homers, es el nombre del mayor grupo distribuidor en la capital colombiana. Llevan el sello del papá Simpson en sus paquetes de droga, en sus pieles y en sus muros.

Los desechables, como les llaman, vagan ahí, comen ahí las sobras que se venden por muy poca plata, una suma simbólica y a veces también duermen ahí doblando un brazo para tomarlo como almohada y el otro llevarlo a la entrepierna, cubiertos con periódico o cartón.












miércoles, 12 de junio de 2013

Missed may...

Are the stars, the only thing that we share now
Are my hands, all the time looking for you
What can I tell them for make them calm?
Where can I look, for don't see black?

Are my eyes feeling alone
Is my bed too big for me
Can we take a minute to interpret?
to tell your body don't disappear?

Are our souls, making a dream
Is my voice running away finding your love
It's the time to say welcome new things?
It's our story or just a delusion sleep?

lunes, 3 de junio de 2013

UN PEDACITO DE ÁFRICA EN MÉXICO

A lo largo de 400 kilómetros de la Costa Chica, entre Guerrero y Oaxaca en México se albergan aproximadamente 50 mil mexicanos de ascendencia africana, antiguos esclavos, que viven en pequeñas y lejanas comunidades marginadas social, económica y geográficamente.

Su actividad principal es la pesca, la cual pueden realizar durante los 4 meses de lluvia al año. Esto les representa un ingreso promedio de 314 pesos al mes per cápita. Este nivel de ingreso se traduce en condiciones de pobreza extrema como la falta de piso firme, drenaje y agua potable.

Los afro-mexicanos que habitan en la Costa Chica han buscado alternativas que les permitan tener el guante listo para darle un izquierdazo a la pobreza, las manualidades y artesanía han sido la guardia que  han tenido frente a poderoso enemigo: el desamparo del estado mexicano.

Hacia Corralero, una camioneta pick-up es ideal para abordar el camino de piedras y terreno lodoso.
Una de las rutas más difíciles en el país. Así como en Chihuahua, llegar a lugares en la sierra Tarahumara como Basíhuare, Corralero es inalcanzable para quienes desean por vacaciones, un hotel 5 estrellas en Acapulco, Puerto Vallarta o Cancún, porque en Corralero, no hay hoteles.

12 Horas de camino desde la ciudad de México. Las 5 primeras horas en la casi perfecta carretera que va para Acapulco. El umbral de perfección establecido desde la óptica de la comunidad afromexicana, no de los visitantes a este paraíso mexicano: el Acapulco de las películas de Mauricio Garcés que vienen cada dos meses y se quejan, critican y juzgan durante todo el camino, por un deslave, una desviación de cinco minutos, un pequeño bache o un accidente.

Luego, continuar en la desviación hacia Pinotepa Nacional, otras cuatro horas. Al llegar allá un camino pequeño de una hora más hasta donde inicia la ausencia de pavimento y así por dos horas aproximadamente.

Luego del levantamiento de Yanga en Veracruz en 1609 llegaron cimarrones a la Costa Chica. Huían de las insurrecciones que estaban ocurriendo y buscaron refugiarse en los lugares más alejados. Y aún hasta ahora es difícil llegar allá y a algunos edenes aledaños como son Jamiltepec, Pinotepa de Don Luis, San Juan Cacahuatepec, Putla de Guerrero y Cuajinicuilapam, paraísos inalcanzables porque el asfalto siempre ha quedado en promesas.

La abundante riqueza cultural, gastronómica y geográfica que se desconoce de aquella zona del municipio de Pinotepa Nacional existe en el país, aunque lo ignoremos.

Aquí una muestra, ensayo fotográfico de aquel empíreo espacio virgen, en México.









































martes, 26 de marzo de 2013

VIDA Y MUERTE

Estos días la muerte ha rondado mis esquinas cercanas. 
No está ahí para entenderse y nunca será algo que por la razón pase. 
Sobre todo si se te ha ido tu mayor apego. 
Pero insistimos en hacerlo, buscar entender...

No pude evitar el gusto discordante, encontrado con tristeza 
de volver a ver a los amigos y familia. Incluso conocí a más familia. 
Me causa conflicto pensar que este tipo de reuniones tan completas
 sólo suceden dentro de los velatorios.

Las funerarias cuentan muchas historias, son sitios de reencuentro. 

De mucha tristeza, de cantidad de abrazos y lágrimas, de conversaciones entrañables. 
Todo esto, junto al difunto.

La rutina nos empuja a desolar a nuestros queridos, 

a ignorar sus llamadas o invitaciones, a pensar "ya será para la próxima". 
Pero ni facebook, ni twiter, ni whatsaap, son los culpables de eso. 
Nosotros somos capaces de decidir y salir a beber algo con nuestros vivos, 
ahora que están vivos. O de lo contrario, 
seguir mandándoles abrazos virtuales (nunca tangibles) por el chat.

Me pregunté también ¿quién asistiría a mi funeral, qué se conversaría, 

qué se abrazaría, qué se recordaría?
¿Si yo ahora convoco a una reunión para celebrar mi muerte, 

quién vendría? Y ahí estaría yo, presente, viva para compartirlo. Eso es.

Cuando he convocado a celebración por un año más de vida 

¿quién ha venido? ni siquiera el 5 por ciento de mis 987 "amigos" de facebook.

Concluir que para poder mirarlos a todos, disfrutarlos y besarlos, debo morir, sería absurdo.
Pero sí podría adelantar mi "celebración de muerte". 

Y en un futuro cuando muera, eso será un buen recuerdo.

Finalmente el cuerpo descansa. Las heridas no duelen más y si pensásemos que existe un "más allá" donde nos reunimos todos, el paraíso, entonces, alegría por su descanso. Y alegría en el funeral para celebrar su existencia. No a sufrir por quien ya no sufre.

Una disculpa a mis muertos queridos por no haber pasado más tiempo y convocando a los vivos para hacerlo en vida, antes de que se nos canse el cuerpo y el alma.

Le agradezco la reflexión a mi tía Gaby.

sábado, 16 de marzo de 2013

OJO RARÁMURI...

Surya Lecona Moctezuma
Basíhuare, Chihuahua.
(fotografías premiadas en el certamen
aniversario de la EPCSG 2008)



La distancia entre algunos lugares ha permitido la diversidad tan grande que tiene el mundo. Basíhuare es un pequeño poblado en el corazón del estado de Chuihuahua. La tierra en la sierra es caliente cuando el sol se acerca, pero las bajas temperaturas llegan agresivas con el invierno.



La distancia entre algunos lugares ha permitido la diversidad tan grande que tiene el mundo. Basíhuare es un pequeño poblado en el corazón del estado de Chuihuahua. La tierra en la sierra es caliente cuando el sol se acerca, pero las bajas temperaturas llegan agresivas con el invierno.


Los relieves de la sierra de Chihuahua además de ser maravilla visual cobijan a los rarámuris o tarahumaras esparcidos en esa belleza. Se guarecen en algunos rincones de la Sierra Madre Occidental, junto a arroyos y en altas mesetas. 


A pesar de la dificultad para arribar a ciertas poblaciones, el dinero como moneda de intercambio para comercializar ya es totalmente aceptado.





Sus viviendas son peculiares por la facilidad de encontrar un hueco en la montaña y adaptar la cueva a un hogar. No tienen grandes requerimientos respecto a la comodidad de sus hogares.


EL PERFIL RARÁMURI























RARÁMURIS EN LAS CIUDADES