martes, 18 de diciembre de 2012

Migración hacia el sur


EL SUEÑO CENTROAMERICANO


Costa Rica

Costa Rica, en Centro América, bombea y late con mucha paz, en su respiración uno puede perderse como meditando. Es uno de los países más tranquilos que pueden encontrarse, dicen sus propios habitantes y se yerguen de ello. Los ticos son la parte predominante de la población. Pero los nicaragüenses o nicas se han derramado hacia el sur de Centroamérica.




Y no son sólo los nicas. Del total de inmigrantes en Centroamérica, el 58.5 % está en Costa Rica, 16.2 % en Panamá y los otros países albergan menos de un 10 %. Costa Rica es un país que sostienen los migrantes, “sin ellos, Costa Rica desaparecería”, apasionada confiesa Karina Salguero Moya, costarricense editora de la revista Orsai. Y es que son ellos en mayoría quienes cubren los empleos de servicio.





Uno de los lugares dónde más se puede observar la migración es en las calles. Los indigentes se esparcen por las arterias de las ciudades y se aferran al asfalto, inertes, en posición fetal y con cartones o telas se cubren del clima. Todos ellos esperando una oportunidad de vivienda, de trabajo o de vida. Muchos más ya adaptados al modo de vida también se recuestan por las avenidas o en alguna banca.





Los cuadros, la Carpio y la León XIII, son ejemplos de los precarios o zonas marginales de San José donde, según los costarricenses de a pie, no entra la policía, ni ambulancias, ni bomberos. Colonias de chinos, dominicanos, nicaragüenses, salvadoreños y colombianos principalmente permean en estos sectores. La mayoría son costarricenses, pero como sucede en la Carpio, los jóvenes ticos que ya nacieron en el país, son hijos de papás que fueron migrantes.

Suyapa Cuadros es la encargada de un proyecto en el distrito número 4 del cantón Tibas en León XIII, "el precario más conflictivo a nivel nacional con dificultades de drogadicción, violencia, analfabetismo y delincuencia". asegura Suyapa. Es la Asociación de Cultura y Recreación León XIII donde se imparten talleres de futbol, rap y pintura, entre otros. A las tres de la tarde el parque central está lleno de niños, adolescentes y jóvenes. Entran y salen en relevos a la explanada de cemento y a la cancha desgastada por el uso de los futbolistas y basquetbolistas leontreceños. Ahí los más pequeños juegan a contar chistes sobre nicaragüenses que los vecinos nicas ya tienen superados. Chistes como:

-          ¿Por qué los niños nicas se asustan cuando tienen diarrea?  Porque creen que se están derritiendo.

-          ¿Cómo reconocer a un nica en clase? Porque es el que borra el cuaderno cuando borran la pizarra. Y ¿En un funeral? Porque es el único que lleva regalo.


La xenofobia es muy notoria y la desconfianza por lo extranjero no es exclusiva en Costa Rica. En cualquier lugar del mundo los migrantes son un objeto de burla, los locales legitiman el territorio y ridiculizan al foráneo.



Alan (seudónimo) de 16 años, quien pide proteger su identidad, confiesa que la primera vez que disparó un arma fue a los 13 años, en venganza porque apuñalaron a un primo suyo. “yo estaba muy chamaco, me la quería jugar de héroe y compré en 60 mil colones (30 USD) una nueve milímetros, le pegué el balazo a esa persona y ya después la volví a vender en 80 mil colones (40 USD)”. Confiesa temeroso por la incertidumbre de mantener anónima su identidad. A su edad, ha consumido mariguana, piedra y cocaína. “Heroína me inyecté una vez también” comenta y se aparta de la grabadora al escuchar las primeras balas al aire. “No habrá problema, como saben que en este parque hay niños, aquí no se meten” manifiesta mientras se hinca en la tierra junto a la banca de cemento en la que estaba sentado y se ríe “por si las moscas acá me escondo”. Habían quemado “al cuello”, uno de los asaltantes más conocidos de la León XIII. El verbo quemar es muy común en los precarios, y manifiesta una bala en el pie.

14 Balazos en un ruido uniforme provoca que la gente se asomara tras la malla del parque y comienzan los rumores. Mientras, la mejenga o futbol calle sigue. Los jóvenes cambian constantemente. Unos de condición física excelente, otros no tanto. Los más grandes juegan sucio, golpean y agreden. Oscar uno de los mejores, es el más pequeño, tiene 11 años y también ha probado la mariguana y ha visto armas en manos de sus hermanos.



Giovanni es un adolescente de 15 años pero si ignoramos el acné de su rostro aparenta 18. Su temperamento es suave y muy plácido. Desde los 11 años fumó mariguana y a los 12 ya artesano fabricó sus propias armas. “Las chizas son armas caseras, se arman con tubos de hierro y con una pistolita de esas de balines, se le pone el tubito y con un resorte y un fierrito filoso de esos de construcción o con partes de bicicleta se dispara. Con eso puedes matar a una persona”. Cuenta Giovanny con sosiego y reconoce que a los 12 años había ya tenido en sus manos pistolas de 9, 32 y 38 milímetros, salía a las calles del centro de San José y asaltaba, robaba celulares y en los autobuses amenazaba con el arma para que le entregaran la plata. “pero yo era un chamaco y de chamaco uno comete muchos errores, ahora quiero estudiar computación para poder tener un feisbuc”. Expresa y se estremece cubriendo con gestos de orgullo su vergüenza.



En el parque La sabana los equipos de los precarios León XIII y la Carpio  juegan al futbol, unos uniformes  que disfrazan su condición embellecen y le dan estilo a los, tatuajes, los percings y las lisas y apelmazadas mohicanas que peinan con gel. El verde campo costarricense, de tamaño ilegal enmarca y esconde también las condiciones conflictivas que estos jóvenes enfrentan. Lo único que es evidente además de los ornamentos que adornan sus rostros y cuerpo, es su estilo de lucha libre dentro del partido. Los jugadores de la Carpio, no quieren continuar con el segundo tiempo; “todos estamos ya muy golpeados por sus jugadores”  Le dice Antonio -nicaragüense- el líder del equipo, al capitán de León XIII que hasta este momento había sido el árbitro. Y entonces terminó. Se recostaron al pasto verde, bebieron agua y antes de partir se buscaban entre ellos un celular que había sido robado. Y sin resolverlo, partieron.





miércoles, 7 de noviembre de 2012

UN PUEBLO OAXAQUEÑO EN EL DESIERTO DE SONORA


¿CÓMO SE JUNTARON DECENAS DE JORNALEROS TRIQUIS, MIXTECOS Y ZAPOTECOS PARA DEJAR DE SER MIGRANTES EN EL NORTE?

Leoncio León, lider zapoteco en Sonora


SURYA LECONA MOCTEZUMA Y 
DIEGO LEGRAND

El desierto se estremece, la temporada de la uva está llegando. La población flotante de migrantes rebaza las 4000 cabezas en Pesqueira. Indígenas y centroamericanos paran para cultivar la uva aproximadamente dos meses, de junio a agosto.
Bernardo de 55 años es Triqui, y fue el primero en llegar hace muchos años. “No había nada en Pesqueira” recuerda; ni luz, ni agua, ni siquiera existía el pueblo. Era un terreno baldío, un mar de soledad en un océano de melancolía.
Como la mayoría de la gente del Sur, Bernardo es un luchador nato. Así que recogió su valentía de las piedras del camino, se sacudió el sudor de la frente y comenzó a trabajar en los campos del norte, durante el tiempo necesario para ahorrar un poco de dinero y fundar la primera casa del pueblo.
Pero aún hoy, sentado cómodamente en la silla de un pequeño jardín, encerrado entre la tienda que atienden su esposa y su hija, bajo los toldos que protegen a su vieja camioneta de las intemperies, el anciano recuerda lo duro que fueron sus primeros años como trabajador en el desierto del norte.
La situación de los jornaleros es particularmente agotadora en el estado de Sonora. A mediodía se alcanzan los 48 grados centígrados a la sombra, y las condiciones de hacinamiento son terribles. En los dormitorios se amontonan de 20 a 30 personas en completa insalubridad. La mayoría se droga constantemente con marihuana barata y mona para tolerar su corta estancia en los campos del norte, enormes cultivos de uva, tomate, alcachofas y espárragos.
Muchas veces, los jornaleros indígenas provenientes de Oaxaca y Guerrero son los más castigados por los pobladores norteños. Benito Vázquez de los Santos, es oriundo de la costa chica de Guerrero. Aún recuerda el trato que le dieron en los campos de Ensenada, Baja California y de Hermosillo.
“A los sureños nos tratan bien culero los norteños, se aprovechan de que varios no hablan bien español y de que en nuestros estados no nos pagan ni la mitad de lo que ganamos acá. Vi a muchos compañeros humillados y golpeados”. Empapado en sudor, Benito recuerda mientras espanta las moscas que nos rodean en la estación de la policía comunitaria de San Luis Acatlán, Guerrero. Lo mismo pasa para los oaxaqueños y chiapanecos.
Esta realidad no es uniforme en los campos del norte. En Ensenada por ejemplo, existen campos con condiciones menos agresivas para los trabajadores. Existen minas de carbón que respetan los derechos humanos en México. Pero en muchos casos, la mayoría del producto extraído y recolectado proviene de pequeños negocios relativamente ilegales, que no se interesan lo más mínimo en las condiciones laborales pregonadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Para mejorar las condiciones de su pueblo, Bernardo Pérez García creó la Organización Planeación y Desarrollo de los pueblos Indígenas Triqui, Mixteco Zapoteco,  y junto con Miguel Melo, líder de los mixtecos, y Leoncio León, paladín de los zapotecos, ha conseguido traer luz, agua y escuelas indígenas a Pequeira.
Su gente es panadera, albañil o profesora durante el año y vuelve a los campos cuando la temporada fuerte llega, pero ya no vive en los dormitorios comunes y tiene una casa a la que llegar a descansar.
Al principio, los grandes ejidatarios se extrañaron de esta asociación de campesinos renuentes a cumplir con las tradicionales condiciones de trabajo de los jornaleros. Organizarse es un hábito particularmente anclado en los grupos indígenas sureños, oaxaqueños y chiapanecos, pero que casi no se ve en los campos del norte.
En este país la gran mayoría de las rebeliones, organizaciones autónomas y asociaciones de trabajadores se formaron en el sur, en las zonas más castigadas por la pobreza de este país, y por ello era la primera vez que se concentraba en el norte un enclave de migrantes rebeldes que buscaban mejorar sus condiciones de trabajo a través de la alianza de los trabajadores.
Pero parece que al cabo de un tiempo, los norteños se acostumbraron a este extraño enjambre oaxaqueño-sonorense y permitieron la construcción de un pueblo autónomo y rebelde, dirigido oficiosamente por líderes oaxaqueños.
Con todo y la nueva organización, Pesqueira sigue siendo un lugar tranquilo. Si no fuese por el circo que se alza junto a la carretera que da acceso al pueblo, bien podría uno pasar en coche sin darse cuenta de que cientos de pobladores han decidido asentarse en esta región inhóspita.
Pasado el pequeño camino de terracería que rodea Pesqueira,  empiezan a aparecer casas de modesto tamaño y colores poco llamativos. El gris predomina en Pesqueira y hace juego con el asfalto de la plaza central, la cancha de basket y sus alrededores.
En medio del pueblo cruzan algunos migrantes reconocibles por sus rasgos sureños y sus pequeñas pacas en las que transportan las escasas pertenencias que los han seguido desde sus tierras de origen. La tierra se levanta al paso de los pocos autos que fluyen por ahí. Los migrantes saludan de paso a la gente asentada en las terrazas que descansa en la hamaca a la hora de la siesta, la hora en que el sol es más violento, y preguntan por comida o trabajo a quien se deje escucharlos.
“En general si les damos algo”, comenta Miguel Melo, “sabemos de sobra lo que es pasar hambre y dejar todo atrás. Yo tengo casa propia, pero me ha costado mucho trabajo tenerla. Y ahora sólo espero poder hacer venir a gran parte de mi familia que todavía está en Oaxaca sin empleo,” explica el cabecilla mixteca.
A pesar de la prematura hora, Bernardo ya está ebrio y articula como puede unas cuantas palabras que, pese a su estado de alcoholismo, relevan la fineza que acompaña a uno de los lideres oaxaqueños de la región.
“Yo llegué a inaugurar este pueblo. Vine solo desde el cerro pájaro, Oaxaca, a buscar un trabajo. Estuve tres meses trabajando en Telmex, pero no me gustó. Y cuando yo llegué aquí, no había más que tierra y viento. Pero me di cuenta que el suelo fértil podía hacer maravillas, entonces comencé a traer a mi gente. Me vine con unos 600 Triquis, la mitad eran jóvenes. Vinimos desde río venado, cerro cabeza, río lagarto y río metate”.
Bernardo se tambalea, carismático y empático, toma su cerveza para decir algunos chistes y amenizar la entrevista, “Yo soy 132”, declara bajo la mirada furiosa de su esposa; y prosigue: “y así comenzó a llegar más gente que supo que Pesqueira prometía futuro. Llegaron de Chiapas, Tabasco, Chihuahua, Oaxaca, Guerrero, Zacatecas y Sinaloa. Cuando nos dimos cuenta, teníamos aquí mismo gente de etnias de todo el país, mayos, yaquis del norte, y seris, pero también tzeltales, nahuas y hasta una tarahumara.
“Entonces, con los líderes de las etnias más abundantes, decidimos crear la organización", recuerda. Y aunque hay miembros de todas las etnias, queda claro que los líderes son oaxaqueños.
Miguel Melo y Bernardo Pérez García
Bernardo decide que deben apoyarlo los otros representantes, por lo que nos subimos a una troca y recorremos los dos kilómetros que nos separan de la siguiente casa. A diferencia de la mayoría de las tribus indígenas del norte como los pápagos o los yaquis, los compañeros de Bernardo son relativamente confiados y abiertos al diálogo.
Después de un ligero silencio incómodo, Miguel toma la palabra: “Ya con la organización conseguimos traer luz, drenaje, agua y hasta una escuela indígena, para que les enseñen nuestras tradiciones, a defecto de nuestras lenguas a nuestro hijos. Ahora es importante que continuemos para conseguir trabajo a los jóvenes. Las condiciones en la época de la pizca han mejorado, pero todavía se debe trabajar para mejorar nuestra situación”, comparte.
El alcoholismo es un gran problema, admite la maestra Valenzuela de la Universidad de Sonora, quien ha aceptado guiarnos desde Hermosillo a esta aldea, con la que participa en muchos proyectos.
Hace poco, la organización intentó abrir una biblioteca para la escuela del pueblo; la maestra consiguió los libros regalados, pero la municipalidad no quiso poner el dinero necesario para la construcción de la biblioteca, ni siquiera los materiales necesarios para su creación.
La mayoría somos albañiles, fontaneros y reparadores de todo un poco, explica León Leoncio. -Con que nos pongan el cemento y las planchas para la biblioteca, nosotros la construimos, pero ni eso han querido pagar. No se vaya a creer que estamos hablando de una gran biblioteca, son tres planchas las que son necesarias para crear una pequeña estantería en la que quepan los libros que nos regalaron, pero por ridículo que pueda parecer, es un gran paso para nuestra pequeña escuela.

"Por el momento, la mayoría del conocimiento se lo enseñamos a los niños de forma tradicional, de hecho, dos de mis tres hijos hablan zapoteca. Pero el alcalde no quiso apoyarnos en esta pequeña tarea. Así que toca buscar recursos por otro lado", completa la maestra. "La mayoría somos albañiles, fontaneros y reparadores, de todo un poco". Dice León Leoncio.
Ahora que fueron las elecciones, todos los partidos les prometieron que les iban a ayudar, contó Bernardo, después de una pequeña siesta en la que sorpresivamente se mantuvo al tanto de toda la charla.
“PRI, PAN o PRD, todos dicen que nos van a apoyar, pero yo soy de AMLO, de Morena”, describe, para el mayor orgullo de la profesora Valenzuela, gran partidaria del Movimiento de Regeneración Nacional en Hermosillo.
"La verdad, es que sea quien sea, prometen mucho, pero cumplen poco". Dice Miguel, como susurrando, "por eso tenemos opiniones divididas sobre quien votar en el pueblo, aunque la mayoría votamos a la izquierda, como en nuestra tierra". Termina.
Por su parte, el alcalde es difícil de contactar, aún en el minúsculo pueblo de Pesqueira. “Si quieren pueden intentarlo”, nos advierte Leoncio, “pero no les va a contestar, nunca está en el pueblo, vive por acá, pero se va a la cabecera del municipio y nos deja con nuestros problemas”.
Sin embargo, después de pasar algunas semanas vagando por los campos del norte de Sonora y de ver desfilar los grandes campos de uva, alcachofa, alcaparra y tomate con sus respectivas condiciones de hacinamiento, podemos verificar la calidad de vida que han logrado alcanzar los coetáneos de Bernardo gracias a su simple Organización civil.
Es un pequeño paso en la lucha que opone permanentemente los grandes arrendatarios y patrones a los campesinos, recolectores y bajos trabajadores de todo tipo, pero es la primera vez que este paso se da en el norte desde la mentalidad tradicional del sur.
Si en las regiones racistas del sur de los Estados Unidos, la fuerte presencia mexicana ha logrado la imposición de ciertos alcaldes y hombres de poder que intentan luchar por su gente y mitigar el impacto de las políticas discriminatorias de la clase blanca dominante, nada impide pensar que algún día, la presencia de indígenas Triquis, Mixtecos y Zapotecos pueda imponer condiciones de igualdad en los campos del norte y aportar la mentalidad comunitaria de lucha social que ha favorecido las explosiones sociales tan conocidas en el sur de este país, y tan extrañas en el ámbito del pensamiento norteño.
Miguel Melo, Bernardo Pérez García y Leoncio León, líderes oaxaqueños en Pesqueira

Pesqueira es un manantial de culturas encontradas, un enclave oaxqueño en el árido desierto de Sonora, pero sobre todo, es una pequeña luz de esperanza para los jornaleros sureños que suben a cosechar la uva cuando se estremece el desierto, en la temporada de vendimia.
Publicado en:

http://www.spleenjournal.com/
El 26 de octubre de 2012




viernes, 28 de septiembre de 2012

El suplemento cultural vivo, más viejo del país, se hace en Tijuana, cada semana y de manera ininterrumpida, desde 1959.


EL SUPLEMENTO CULTURAL MÁS ANTIGUO DEL PAÍS


Portada del suplemento Identidad. Número 2048 del 23 de septiembre 2012



Jaime Cháidez no termina de entender que alguien se interese en su trayectoria, en lo que hace. Lo expresa con humildad, en un tono de voz suave y amigable, aunque lleno de intriga. Es un hombre sencillo que siempre trata de pasar inadvertido, a pesar de que dirige el suplemento cultural vivo más viejo del país: "Identidad", impreso por el periódico El Mexicano en Tijuana.

Jaime es bromista y muy jovial. Dueño de un humor muy fino: "Yo no puedo tomar un café sin sarcasmo. La ironía es mi azúcar". Dice que una de sus principales preocupaciones como director de "Identidad" es que los autores, artistas, actores y bailarines consigan un espacio para poder presentar su trabajo en Tijuana. Cuando lo consigue, se siente satisfecho:

-- Este tipo de cosas son las que me gusta que sucedan con el suplemento, que sirva como jalón de orejas para los promotores. Ese es el espíritu que me heredó el profesor Rubén Vizcaíno [director fundador del suplemento cultural de El Mexicano].

Y luego de dar una mordida al apetitoso baguette de arrachera que sirven en la cafetería del Centro Cultural Tijuana (Cecut), donde platicamos, Jaime continúa:

-- El suplemento nació en 1959, el mismo año en que yo nací, sólo unas semanas después de que se fundara el periódico El Mexicano. Tuvo varios nom- bres; pero, a finales de los años setenta, es decir hace aproximadamente 40 años, el suplemento tomó el nombre de "Identidad". Es sin duda el más antiguo suplemento cultural que tiene México. Esto me lo confirmó Humberto Musacchio en 2010.

El autor intelectual de "Identidad", pero también del episodio cultural que envuelve desde hace décadas a Tijuana e, incluso, de que se construyera el centro cultural en el que estamos, fue el profesor Rubén Vizcaíno Valencia. Un personaje entrañable para la ciudad. Aunque nació en Comala, Colima, en 1919, trabajó la mayor parte de su vida en la Universidad Autónoma de Baja California. Fue director de Acción Cívica y Cultural en el ayuntamiento local y creó la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana hace casi 50 años. El periodismo era sólo una extensión de su infatigable y bien lograda labor como promotor cultural.

-- Fue un hombre muy generoso -recuerda Cháidez-, que murió sin tener dinero. Sin embargo, su legado se halla en la Universidad, en sus libros, en sus cartas y en las actividades culturales que fundó y que hasta hoy continúan. Su oficina de trabajo era el Hotel Nelson. Ahí se le podía encontrar en cualquier momento, y siempre organizando alguna nueva actividad de arte. Sucedió que mis primeros 20 años de periodismo fueron los últimos 20 años de él. Así se cruzaron nuestras vidas.

Jaime Cháidez estudió periodismo en la ENEP Aragón, de la UNAM, en el área conurbada de la Ciudad de México. Regresó a Tijuana el 31 de mayo de 1984, fecha indeleble en su memoria pues coincidió, dice, con la última torta que disfrutaba en la capital del país, y con la muerte de Manuel Buendía. Al regresar a Tijuana, su ciudad natal, lo único que hizo desde el primer momento fue periodismo cultural. Aunque llegó a escribir crónicas de box para la fuente de deportes, orgulloso comenta que "una buena crónica de box es un buen modo de hacer literatura". No obstante, su principal interés siempre ha sido la cultura. Recibió su primer cheque en 1984 en el semanario Zeta, liderado por Jesús Blancornelas y Héctor Gato Félix. Pero con quien está realmente agradecido por el conocimiento heredado es con el maestro Rubén Vizcaíno Valencia. Y es que la perseverancia tanto de este hombre -que durante 50 años formó parte de la ciudad y de su desarrollo cultural- como de Cháidez es lo que le ha dado largo aliento a "Identidad".

-- La terquedad de Vizcaíno y luego la mía, cuando se aprovecha, se vuelve positiva -dice entusiasmado Cháidez, más satisfecho con las anécdotas que cuenta que con el platillo de arrachera que, después de más de media hora, continúa con tres cuartos de vida-. El perseverante tiene paciencia, no se cansa, lo intenta de nuevo, no se desespera y tarde que temprano lo logra. Muchos de los proyectos del profe se explican por su generosidad con los artistas. A todos les decía: "¡Adelante, maestro, adelante! ¡Escriba! ¡Dance! ¡Baile! ¡Hágalo!" Aunque por supuesto también tenía su lado negativo: era lacerante, hiriente; podía ser despiadado en sus comentarios y en sus críticas. Era muy visceral. Y nunca se le quitó de la piel el logotipo del PRI. En los años cincuenta fue un activista político priista. Siempre en aras de beneficiar a la comunidad, lograr teatros, centros o, como sucedió, una Facultad de Humanidades.

A pesar de que el periódico El Mexicano siempre ha sido de corte priista, "Identidad" ha subsistido como una extensión independiente del diario. Vizcaíno, desde que fundó el suplemento, le dio voz a muchos escritores. Federico Campbell, Luis Humberto Crosthwaite, Roberto Castillo Uriarte, Rosina Conde pasaron por sus páginas. Y ya con Cháidez al frente, la tradición continuó: por aquí han pasado, por ejemplo, las plumas de Heriberto Yépez y Gabriel Trujillo.

-- El profe Vizcaíno murió a los 84 años [el 30 de junio de 2004], entonces todos los que lo conocimos coincidimos en que se le debía hacer un homenaje. Por eso, en uno de los patios del Cecut, se levantó una escultura suya, la única de un tijuanense [en este caso por adopción] en la ciudad. Es de tamaño natural. Pero no se trata sólo de una escultura, sino lo que se pretende es tener en este lugar, una vez al mes, actividades artísticas, talleres de poesía, conciertos...

Además, cada año se realizan las Jornadas Vizcaínas, un festival que dura una semana, programado para conmemorar el natalicio del fundador del suplemento "Identidad", a partir del 11 de septiembre.

-- Seré un poco romántico, pero estoy seguro que este año Rubén Vizcaíno organizó las jornadas desde el más allá -dice Jaime con mucha emoción y una sonrisa que rodea su rostro.


Indefinible.



"Tijuana es como las coladeras", repite Jaime Cháidez Bonilla. La frase-manifiesto es inspirada por la fotografía de una alcantarilla, tomada por Alfonso Lorenzana y estampada en una taza en la tienda de souvenirs del Centro Cultural Tijuana, mejor conocido por su acrónimo: Cecut, o por su apodo: La Bola.

-- La frontera mexicana es una especie de tapete donde se esconden muchos de nuestros defectos -delinea Cháidez Bonilla-, el filtro donde se atoran los desahuciados, la desesperanza, el último recurso... Tijuana, en imagen del enigmático fotógrafo Alfonso Lorenzana, es una alcantarilla municipal que nos identifica a todos los que vivimos en el límite de una patria con olor a sangre. Tijuana es lo que es, muchas definiciones, y ésta, de ella como el filtro de lo que se arrastra en el suelo, es una más.

Al andar la ciudad, al empezar a conocerla apenas, se nota el auge cultural que ha tenido. Tijuana es ya reconocida como un centro de vanguardia cultural en México, es identificada incluso como una de las ocho nuevas mecas de la cultura en el mundo. Dice una nota publicada por la revista estadounidense Newsweek: "La ciudad de Tijuana ganó una reputación que va más allá del tequila y los burdeles, entregando a su gente la libertad de explorar. Tijuana se encuentra en medio de un florecimiento artístico en el cual los autores reinventan el hibridaje cultural de la ciudad".

Jaime Cháidez la detalla: "Tijuana es exótica, reciclable, exuberante. No se la puede describir con sólo una palabra. Es como una muñeca fea: algo tiene que todos quieren estar con ella". Y luego comparte entusiasmado su deseo de editar un libro que reúna frases de muchos autores y artistas que han intentado describir o definir a Tijuana. Como aquella del escritor Juan Villoro: "Tijuana es hoy la frontera más cruzada del mundo, la orilla emblemática de la Aldea Global, donde el paisaje cambia como si respondiera al zapping de la televisión, que trafica con realidades y deseos".

Tener la frontera tan cerca ha influido en las representaciones artísticas. Tanto el paso del migrante como del narcotráfico se ven reflejados en las expresiones creativas y en la cultura. Tijuana es hoy uno de los tres municipios más poblados del país, sólo después de Ecatepec, Estado de México, y de la Delegación Iztapalapa, en el Distrito Federal. Por lo tanto, se antoja como una labor desmesurada el fomentar la cultura en este lugar. De ahí el valor del legado del maestro Rubén Vizcaíno Valencia.





Publicado en:
El Financiero, Sección Cultural
Viernes, 28 de septiembre de 2012
México, D.F.

Jaime Cháidez junto a Rubén Vizcaíno en el Cecut

viernes, 14 de septiembre de 2012

La casa de Doña Lupe


La ruta del vino en Ensenada

Publicado en: El Presente, periódico quincenal en Querétaro

A la orilla de la carretera un letrero con una flecha, señala a la derecha:
L.A. Cetto y La casa de Doña Lupe



Luego de una visita guiada y una degustación de cortesía en la casa productora de vinos L.A. Cetto, la más grande y reconocida de México con 246 premios internacionales, el camino de tierra avanza hacia la casa de Doña Lupe. Una casa productora independiente de vino orgánico y casero, dónde además se pueden encontrar mermeladas, chiles, aceites, aceitunas y una extraña pero deliciosa mezcla de chocolate con chipotle.




Doña Lupe tiene rasgos delicados, unas tenues manchitas en su piel, como lunares pequeñitos que le decoran el rostro y los brazos desnudos. Sus ropas estilo menonita y su piel blanca no permiten adivinar la edad que bien pudieran ser sesenta o setenta años. Sus gestos quieren iluminar una sonrisa, pareciera que sonríe mucho o que quisiera hacerlo pero solo al observar la amabilidad con la que se dirige a sus clientes, se le escapa alguna pequeña de repente. Su paso lento te invita a la cortesía de abrirle la puerta y cederle el paso. En su tienda el: "Doña Lupe", se dibuja por cada esquina, y fotos de ella con el mismo sombrero con el que camina en su tienda, etiquetan sus productos.
Ocasionalmente sale por la puerta de madera detrás del mostrador para hacer un recorrido entre las mesas con sus clientes y preguntarles si están a gusto. La terraza afuera es amplia. Unas 30 mesas aproximadamente se esparcen como sal en el espacio. Una sombra artificial para esconderse del sol se extiende sobre el lugar donde, luego de un par de escalones, las mesas ya están sobre la tierra. Desde ese sitio se ve la casa amarilla con naranja y del otro lado las vides que aceptan más humildes la fotosíntesis que para las tres de la tarde, amenaza a las pieles más delicadas. En el interior, las empleadas ofrecen probar las mermeladas; en el exterior un joven invita una degustación de vinos de la casa en vasos pequeños; adentro los anaqueles con los artículos, afuera los contenedores ya vacíos y los comensales satisfechos. Se respira tranquilidad y se antojan las hamacas. El lugar se encuentra en uno de los tantos brazos de la ruta del vino que se extiende como río en Ensenada, el municipio más grande de México con 52 mil Kilómetros cuadrados, y ahí los visitantes se sientan a decantar el cansancio y el vino artesanal ligero acompañado de quesos, pan y pizza, de la casa también.



Doña Lupe tiene 12 años con su negocio y a pesar de tener una “empresa pequeña, con 30 hectáreas y 30 empleados”, no aspira a grandes producciones. Comparte la dueña con timidez y voz baja, distinto al acento de tono elevado que mastican los norteños.
La casa de Doña Lupe no exporta todavía pero, vende al año, alrededor de 500 toneladas de uva a las vinícolas Domeq y a L.A Cetto. El proceso ha sido lento pero avanza. Los resultados de la vid no son instantáneos. Las etapas de fermentación y añejamiento necesitan tiempo. El sabor afrutado, dulce y rústico del vino de esta casa advierte lo artesanal que, no por lo casero, pierde cualidades; al contrario, son vinos ligeros que crean empatía con los paladares a los que otro tipo de vinos ofenden.
Las pequeñas casas de producción artesanal en Ensenada son ya un número abundante. Rebeca, residente de Ensenada, asegura que muchas ocasiones a los jóvenes se les antoja comenzar a producir y levantan un pequeño negocio. En la ruta del vino son ya alrededor de 65 las vitivinícolas más representativas que bañan de este fruto los valles de Guadalupe, Santo Tomás, de las Palmas, Calafia, San Antonio de las Minas y San Vicente Ferrer. En toda esta zona el olor de la uva fermentada y los frutos, la madera y el aroma ahumado emanan de las copas para perfumar los espacios.






miércoles, 29 de agosto de 2012

Amado, Jorge Amado.



A 100 años de su nacimiento y 11 de su muerte



Entrevista con la hija del escritor, Paloma Amado.


El empedrado no es nada sutil en Peló. Las baianas atraviesan la explanada de piedras toscas y parece que caminan sobre la cuerda floja, en parte por los cimientos inclinados y en parte también por el gran tocado que llevan en la cabeza; una tela blanca envuelta en forma de espiral, además de los vestidos que ondulan al ritmo de cada paso en sus caderas. Ese pequeño centro, en Salvador de Bahía, Brasil se llama Pelourinho, picota en español, también conocido Peló de cariño.


Pelourinho, plaza central de Salvador de Bahía, Brasil

La plaza permanece vestida en colores pastel con balcones en contorno blanco, colores que se contagian a los vestidos de las baianas, las mujeres de Bahía; rosa, amarillo, verde. Al fondo, en la parte más alta, una casa azul, destaca de entre todas; “Fundación casa de Jorge Amado”. La fundación desde 1987 ofrece en su acervo, una amplia variedad de recuerdos y testimonio de la vida del escritor brasileño más reconocido. Están sus manuscritos originales, así como, las películas basadas en sus textos. Sus obras, además, están traducidas a alrededor de 50 idiomas, entre ellos; el guaraní y el esperanto. Y se realizan también exposiciones y conferencias de temas comunitarios, cómo la lucha por la superación de las discriminaciones sociales que tanto impulsó el escritor.

Fundación Casa de Jorge Amado

El autor de Doña Flor y sus dos Maridos, habría cumplido cien años de edad el 10 de agosto pasado, pero no consiguió llegar a los 89, pues murió 4 días antes de su aniversario. Este año, por lo tanto, se festeja el centenario de su nacimiento. La celebración ha sido, y continúa siendo, abundante tanto en Brasil cómo en países cómo Portugal, donde se conmemoró con un homenaje en la fundación José Saramago; en Chile se rememoró a través de fotografías y cartas la relación del escritor con el poeta Pablo Neruda; incluso en Mozambique, dónde diversos escritores como Mia Couto, destacan la inmensa influencia que Amado heredó a los países africanos de habla portuguesa; reafirma también, la importancia del autor de Tieta de Agreste para el mundo, ya que en las décadas de los años 50, 60 y 70, los libros del brasileño cruzaron el Atlántico causando un impacto extraordinario. El literato mozambiqueño sabe que en las escuelas de su país, por ejemplo, los libros del escritor sudamericano se establecieron como una lectura obligatoria, y como crítico lector define: “Jorge Amado no escribió libros, escribió un país”

Jorge, fue un abuelo, padre y maestro muy amado y admirado entre su familia y amigos. Paloma Amado, su hija enfatiza la generosidad y fortaleza en su personalidad:

“Mi papá era como un león, un comandante, alegre, generoso y devoto de la amistad, por sus amigos hacía lo que fuese. Cómo padre fue maravilloso aunque exigente cuando se trataba de mis novios. Y hablando de amor, él y mi madre estuvieron 56 años juntos, se tomaban siempre de la mano. Fue el mejor padre y el mejor esposo. Apoyó a mi madre en todas sus iniciativas. Sus nietos, tenían una complicidad excepcional con él y mucha intimidad. Cecilia, mi hija la más pequeña, talentosa como su abuelo, es directora de cine. Hizo la película Capitanes de Arena basada en el libro de su abuelo”.

Paloma es amable y sencilla, contesta con naturalidad. La única pregunta que dejó desierta fue sobre los gestos de su padre: 

“Los gestos de papá son difíciles de describir, todavía me causan mucha emoción. Sus últimos días son muy tristes, desde cuatro años antes de morir ya tenía problemas de salud, estaba perdiendo la vista, situación que le impedía leer y escribir con fluidez. Por esto mismo dejó dos libros inconclusos, uno de ellos con más de cien páginas. También sufría de problemas cardiacos. Ambas enfermedades le llevaron a un estado de depresión profunda. Sus últimos días los pasó en el sillón, acostado y con los ojos cerrados, sin hablar con nadie. Sólo su gata Fifi o su perro Fadul llegaban a subirse en su regazo a recibir alguna caricia”.

El lugar y momento sagrado, al instante de redactar, cambia en cada escritor. Paloma sabe que el maestro Amado no toleraba intrusos; ni físicos, ni tecnológicos. Durante décadas, la soledad rústica y silente fue su trinchera. 

“Mi papá escribía a máquina, nunca a computadora. Cuando era más joven escribía de noche pero fue cambiando con los años. A partir de su novela Doña Flor, comenzó a escribir en las mañanas, en las tardes corregía para luego retomar al día siguiente. Era un proceso muy complejo que lo dejaba muy agotado. Nunca escribía con música o algún tipo de ruido, siempre aislado, en casa o en alguna hacienda de algún amigo, lejos de cualquier distracción”.

Existe un error en el nombre del escritor que divulgaron la propia Fundación Casa Jorge Amado y la Academia Brasileña de Letras que, aunque ambas ya corrigieron, en algunos sitios permanece la pifia “Jorge Leal Amado de Faria” cuando es simplemente Jorge Amado. Paloma no sabe por qué motivo se divulgó ese falso nombre. De lo que sí tiene certeza es de que todos los libros están firmados correctamente,  y el que más le gusta es Los viejos marineros.

Amado es hoy una referencia social, una alusión en la lectura social, a la cultura, la religiosidad, la diversidad, negritud y antropología en el mestizaje brasileño. Es así, que tanto su esposa como sus hijos, lo destacan y describen en un libro del cuál no existe todavía traducción al español y que delinea la personalidad de “Un baiano romántico y sensual”.

Publicado en:

El Financiero
Aldea Global, Cultura
Miércoles 29 de agosto 2012

martes, 24 de julio de 2012

3ra Megamarcha anti-Peña Nieto, anti-PRI

...Hubo de todo nuevamente, artistas, intelectuales, consignas, disfraces. Hasta revoltosos, porros coléricos que atravesaban el contingente gritando calumnias e insultos contra los manifestantes que, no obstante el atrevimiento, la presuntuosa alevosía y provocación; la gente ignoró y resignando todos su tristeza, respondieron dándo al infiltrado una flor o un beso. Lo abrazaban, lo besaban mientras el continuaba sus insultos.

















































Los Niños en la marcha

Niños conscientes, revolucionarios y acarreados. Niños que van de la mano de sus padres a protestar por las calles de la Ciudad de México. Niños que salen, gritan y escupen la impotencia, dejándola en los caminos de asfalto.

Todos ellos de la manos de sus padres, sus mecenas. Pequeños que reciben el mensaje sin entender a la perfección el contexto. Se unen a las consignas de sus padres, a la marcha de sus padres y a los estampados, las camisas y los carteles de sus padres. Y piensan, y preguntan, y se cuestionan. Pero aprenden lo más importante. A no callar, a no apagar la voz de sus ideales. 



































































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Nunca falta. Y menos cuando ya el mundo se ha enterado....